La verdadera Prosperidad no se crea de la noche a la mañana. No es una meta fija, un sitio al que se llega al final del camino o un estado que se alcanza un día determinado.
Es un proceso contínuo de búsqueda de plenitud que se prolonga toda la vida.
Todos tenemos ideas, actividades, creencias y pautas emocionales que limitan nuestra experiencia de Prosperidad.
La baja autoestima, la sensación de escasez, el temor al fracaso,o al éxito y los sentimientos encontrados hacia el dinero son factores que pueden convertirse en obstáculos en el camino hacia el desarrollo y la Plenitud.
Para experimentar la verdadera Prosperidad, debemos sanar y desarrollar todas las facetas de nuestro Ser.
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