Este masaje se fundamenta en principios energéticos y en una concepción holística del ser humano y su objetivo principal es restablecer la circulación de la energía vital para lograr un equilibrio físico,
mental y emocional.
Las técnicas utilizadas en la aplicación de este masaje son básicamente las presiones y los estiramientos. Estos últimos proporcionan al masaje Tradicional Tailandés un carácter único entre la gran variedad de terapias manuales que se practican en Occidente y desempeñan un papel fundamental en la aplicación de este trabajo corporal. Por medio de los estiramientos se intenta recuperar poco a poco la flexibilidad perdida y se lleva al receptor a posturas inspiradas en el yoga, lo que le permite alcanzar un estado de relajación profunda.
Una sesión de masaje tradicional tailandés se desarrolla de una manera secuencial y dinámica, con un
ritmo pausado acompañado de una respiración consciente. El practicante tiene que adaptarse a las necesidades del receptor y sobre todo a su flexibilidad.
La duración del masaje oscila entre una y tres horas, según el deseo del receptor. Un masaje tradicional tailandés aplicado de una manera correcta y consciente puede hacer perder la noción del tiempo, por lo que dos o tres horas de un buen masaje transcurren muy deprisa.
El hecho de que este masaje tenga su origen en la comunidad monástica del budismo theravada le
confiere un carácter profundo de meditación y entrega en el que se desarrollan los cuatro estados
sublimes del alma o brahma-viharas. Con él se busca establecer un diálogo interior entre practicante
y receptor, que tiene como finalidad principal alcanzar el bienestar y restablecer el equilibrio energético.